Quien eres !!!

lunes, 7 de diciembre de 2009

…Y serás mi regalo perfecto.

Hola, hoy es el dia en que culmino este trabajo, el dia de mi cumple, ahora soy mas viejo y me doy mas cuenta de las mismas cosas, en verdad creo que naci solo y asi tendre que morir, por eso hoy consumire toda clase de azucares y grasas para ser feliz en mi dia, asi como buscar la tecnologia que mas pueda gustarme, pero hubo una persona que no tuvo que recurrir a esto, sino solo envio una carta, una carta en la que demostraba todo su cariño hacia mi.
Gracias flor por tu carta, alegraste mi dia.


Cuando no se tiene nada que escribir, la mejor manera de expresar un sentimiento es viéndolo desde afuera…


Pasé toda la madrugada desvelada. A pesar de saber que es propio de mi naturaleza ser una especie de murciélago que duerme de día y sale de noche a vivir su vida, esta vez los motivos eran más que suficientes para mantenerme en vela hasta que consiguiera resolver mi acertijo. Estaba debatiéndome cuál sería el mejor regalo que alguien espera recibir, sobre todo alguien a quien se le tiene mucho afecto y espera con muchas ansias que sea feliz. Quizás una tarjeta, simple pero con las palabras justas de un corazón alegre, o algo realmente costoso, que haga evidencia del valor auténtico de esa persona, u obsequiar alguna cosa que el festejado deseara con todas sus fuerzas. En fin, nunca conseguí decidirme.
Y, ahí me veía a mí misma, perdida en sueños. Despierta, pero demasiado cansada para aceptarlo. Cada pedacito de sueño que volaba dentro de mi mente no era más que el comienzo de otros mucho más convincentes que el primero. Aquellos sueños comenzaron a jugar a las escondidas en mi confusa psique, hasta que empezaron a abrirse unos a unos, en cadena. A penas aparecía alguno nuevo, brotaba de la nada otro completamente extravagante, y así, sucesivamente, se formó una revolución mental en la que sólo yo era la dueña de sus destinos y de mi decisión.
Lo extraño de todo esto es que siempre existió un hilo conductor, un talismán de salvación, que prometía redimirme de tanta confusión. Él era un hombre. Lo designé “mi personaje” debido a que si alguna vez tuviera que elegir escribir sobre alguien, absolutamente lo elegiría a él. Era tan sólo su imagen producto de mi imaginación, pero su esencia era más perdurable y real que la de cualquier actor de novela clásica que hubiera leído. Era auténtico, único en lo que respecta a caballeros de novela.
Quién sabe que habrá pasado por la cabeza de este singular personaje. Sin embargo, me llamó la atención que lo que más resaltaba de su dulce imagen era su rostro empalidecido, quizás aún más confundido que el mío. Esa ilusión me provocó miedo. No miedo de ese que está firmemente convencido de que te hará sufrir infinitamente, sino miedo de su después. Jamás permitiría que un personaje, mejor dicho, que mi personaje, sufriera. Y menos, que su destino fuera como sus tristes ojos reflejaban. Así que me convencí a mí misma que lo mejor sería darle vida a su propia existencia.
¿Qué clase de historia elegiría para mi personaje?, ¿una de amor o una de desencanto?, ¿una de aventuras o una de terror? Esta última palabra retomó mi miedo del principio y a la imagen viva, que era aún más dolorosa verla de lejos que sentirla en carne propia, de su rostro encrespado. Simplemente me permití poner todas mis cartas en él y crear una historia en la que sólo él y nada más que él fuera el héroe y darle todos los lujos que la clase de personajes como él merecía. Sería la combinación exacta en la que mi queridísimo caballero viviría feliz por siempre.
Finalmente, cuando logré, al fin, decidirme por mi personaje, por el regalo perfecto, por su historia, etc., todo se desvaneció en mil pedazos. Casi siempre “desvanecerse” es un mal presagio, pero en este caso fue todo lo contrario: había resuelto mi acertijo y mis sueños ya no eran sueños, sino resoluciones y mucha seguridad en que el mejor regalo que esperaba obsequiarle a ese amigo, a esa persona especial que tenía en mente desde siempre, estaba totalmente resuelto.
Él, esa era mi respuesta, el regalo perfecto…

Amigo: feliz cumpleaños, como ya debes saber, si alguna vez eligiera escribir sobre alguien, te elegiría absolutamente. No quiero verte triste y menos pensar que sufres por tu pasado y los recuerdos. Mi regalo es esta visión de ti mismo. Para que sepas que vales mucho, eres oro y si me tocara, alguna vez, inventarte una historia, me decidiría por todas y en todas ellas serías el héroe.
Un beso y muchas felicidades.

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