Ya no deseó las albas taciturnas ni la perfección de los labios amados, destruyo y quedo a deber.
Ya no aguanto con esto que tengo, necesito escapar de esta realidad donde los miedos me invaden en las noches, donde los abrazos ya no satisfacen y donde la penumbra es absoluta.
Se me olvidó amar y devolver eso que se me dio, estoy distante a tales emociones que circundan la mente humana.
Ahora sólo quiero perecer en mis letras, en mi anonimato tan absoluto, pues desde que te fuiste ya no logre florecer, me eras necesaria como el aire que respiro y el agua que bebo.
Me duele observarme pues desde que ya no estoy dispuesto a escribir todo se ha vuelto monótono y sin sentido, ecos en la mente gritan sin cesar y mi olvido me lleva con el.
La depresión es continúa, es parte de mi, ya no observo esa felicidad, nunca existió, cierra la puerta al salir.
Es horrible despertar un día más y saber que esto no cambiara, que tendré que llevar este razgo en mi por siempre, pues es una condena insuperable, es mi perdición.
Extraño a mi mama, la extraño en verdad, pues ella se fue cuando inicie esto, esto que es el infierno mismo, ya no lo quiero, ya quiero respirar.
No volverás, ya no te mirare y tampoco respirare tu aroma iridiscente, ya no podré ver tu cuerpo y tampoco poseerlo, así mismo también yo no volveré, me iré mientras la noche avanza y jamás habrá retorno, ya no, ya no quiero renacer, yo lo único que deseó es perecer.
Todo lo que tuve se fue, y así yo también, pues esto que vivo no es vida.
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