Julissa, mi novia la prostituta.

El teléfono suena con insistencia esta tarde de viernes, y se que es ella; alzo el teléfono que se encuentra en la mesa del restaurante y me contesta su voz dulce, la de Julissa. Acordamos mas tarde vernos, en la calle en donde vivo.

Ella es mi novia desde que la conocí en una fiesta, sabia que tenia algo diferente desde que la mire, ese día sus ropas eran elegantes y atrevidas, sin mostrarse en lo burdo, vestía un traje negro entallado sin tirantes, con un escote de esos que dejan mucho en que pensar. Zapatillas negras a juego y un hermoso collar que brillaba mucho. Sus ojos comenzaron a juguetear con los mios, era tarde ya y yo sabia que esto se iba a complicar. Me acerque y la conocí, después las cosas se dieron. Hasta después me comento de su trabajo, de ese mundo en el cual vive aparte.

Julissa es hermosa y sabe hacer de comer delicioso, hace los hot cakes como mamá solía hacerlos, es cariñosa conmigo, lee todo tipo de libros conmigo, me invita a su vida y me dice amor.

Cuando esta conmigo me da la impresión de que es una chica normal, que su trabajo no se relaciona conmigo, con nuestro momento. Amo a julissa en todo instante, la deseo siempre y me cuesta alejarme de ella. Su celular suena, me temo que se tendrá que ir, y tal vez mañana o pasado pueda verla. Toma su abrigo y su sombrero y se marcha, dejando un hueco en mi estomago, y una herida en mi corazón . Son días fríos los que pasan aquí en Dundley, y sé que aun ella tendrá que quitar toda su ropa en un frió hotel de la zona al cumplir su hora feriada.

Es normal que así sea ella, mientras duerme, sus ruidos que salen de su boca me hacen voltear a verla mientras ella esta en reposo. Jamas pensé sentir esto por una chica diferente, de hecho mi vida ha dado un vuelco y yo solo quiero tratar de alejar a Julissa de su vida doble, de esa que causa estragos pero le da a ella una vida, diferente, además de tener dinero, ella esta llena de rencores y de asco a la vida, pero se le pasa bien mientras esta conmigo, aquí en este cuarto en donde le digo que la amo, una vez después de un beso apasionado. 

Ella no ha respondido mis llamadas, imagino ha de estar ocupada, o tal vez con una nueva pareja que ha conocido en alguna fiesta de esas en donde no faltan las drogas, el alcohol y los hombres con poder para pagar sus horas de trabajo de ella. No me preocupa dejare que las cosas pasen, mientras seguiré pensando en ella lo que reste del día, tomando un red bull y dejando lo demás para después. 

Recortado de la serie: Frank Mont Blanc y la doble vida de un escritor