Dicen que debo callarme.

Que ridículo y entretenido, el arte de saber envolver a la gente, de saber que mis ideas profundizaran en sus cabezas huecas y que después ahí entrara mi don de robar su voluntad.
Tal vez me sea fácil, tal vez solo es una practica de ya tantos años; comenzó haciéndolo a mis padres, era tan fácil que siempre volvía, y ahora que me recuerdo, sentado en esta silla y volteo a ver mi pasado, solo pienso que soy un tonto, por que la mejor de mis ideas me tiene aquí, tomando un café, escuchando música, sin novia, sin etiquetas y presente en casa en un viernes a media noche.
Me siento algo grande, como si mis pies arrastraran unas pantuflas de esas que tienen estampado como la gorra del chavo del 8.
Y aun recuerdo la vida de excesos, de esa vanagloriosa vida en la cual me encontraba posado, en la que no hacia falta valorar nada de lo que valoro ahora; maldita sea el momento de un apartamiento propiciado, el saber que habia fallado en todo momento.

Pero ahora no es lo mismo, en este dia, porque sigo igual pensando lo mismo, soy el mismo, solo que sin mi puerta de huida, de esa huida falsa que me encantaba.
También he perdido esa parte en la cual me sentía tan feliz por tener a una persona linda a mi lado, como pareja ficticia, mundos aparte pero con tanta energía que brotaba en situaciones raras.

Esa parte llamada amor, amor del bueno en mi léxico de mis 20 años; ya casi cumplo 21 y me doy cuenta de que esta vida va en aumento y que las experiencias no son el alimento de un escritor, mas bien son las emociones las que lo mueven para crear este mundo de letras.

Su nombre, es vano, algo que ya desapareció, algo que aun recuerdo al estar en esos lugares en donde me dio su vida por un momento, donde dejo su respiración y su extrañeza corpórea.

Pero aun aquí en este viernes de hacer nada, solo de recordar, de decir que puedo seguir adelante, buscando esa compañía, solo imagino que son puras pamplinas, que odio saber que jamas encontrare la forma de amar de nuevo.

Y lo peor de todo, saber que estoy solo en este mundo, y morirme de la misma forma, de saber que tu amor lo dejas regado en personas a las cuales ni siquiera has considerado, pero esa ya no es mi manera de pensar, cada quien con su mundo y sus facturas a pagar.

El personaje de mi historia, una persona enferma, llena de algún sentimiento que no puedo evitar, de ese no-seque que me aturde y desearía reprimir pero no puedo, que no dejo salir.

A todo esto gracias a la vida que me ha dado momentos placenteros y dedicados a distancias imaginarias que conocí, que algún dia se cultivaron en mi mente y que ahora por gracia fueron vividas, gracias a todos, gracias en verdad han dejado en mi una expresión de vacio en mi vida.

Por eso dicen que debo callarme, que mejor guarde mis opiniones y que siga adelante.

Recortado de la serie: Frank Mont Blanc y esa idea de su vida rara.