He regresado a mi estado sin amor, aquella sin ilusión y con mucho interés en mis letras lejanas, sin pensar en una musa, solo pensando en el arte de mis palabras plasmadas en ecos de papel y tinta.
Te olvide por que así me lo pediste, porque de esa manera te dejaba libre al fin, para que tomaras el rumbo perdido de la distracción con acompañantes de nombres variados, de ataviadas personalidades.
Aunque dejaste en mi la única enseñanza que pude tomar por correcta en mi vida rodeada de la comprensión dionisiaca, del afán por algo efímero. Poder continuar sin esa semilla plantada en mi, sin esa sensación en principio dulce y en termino amarga: amor, ese letargo ínfimo de la locura de un hombre esperanzado.
Que al final todo esto desaparecería en una nube pasajera, y que pasaría ante mis ojos recordando todos esos momentos felices que un día viví.
Por el momento me siento contento logrando así poder dejarte al olvido, ya que eras preocupación ante mi mente, ahora te has convertido en volcán en inactividad, ahora amo mi cuerpo, mi afán por crecer sin ti, sin tu necesidad de engañarme y lastimarme, pues en tu lecho luce ese odio por mi, ya que te he lastimado, acepto esa responsabilidad, puesto que me has tratado como el mas ínfimo can.
Me olvido y comienzo la introspectiva en mi momento, por lo mientras son las once de la mañana y mi desayuno ya esta listo, y Ana Luisa ya me esta esperando en el restaurante del hotel con su sonrisa especial.
Recortado de la serie : Frank Mont Blanc y las aventuras de un exilio.
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