Que quieres hacer?

Pase la tarde del sábado recostado en el diván del consultorio de la calle de matamoros, mientras mi psiquiatra solo escuchaba mis lamentos, y hacia muecas, analizando la situación.

Al salir de ahí lo primero que hice fue ir al departamento que aún conservo de la calle de baja california. Subí las escaleras sin ánimos de nada, con la vista cansada y un eco de voces en mi interior. Abrí la puerta con la sutileza mas excelsa, sin hacer ruido y entrar directamente a verte.

Solo los sábados me olvido de que no estás, solo ese día sé que no te veré por un largo rato, el sábado es una infusión de felicidad.

Entré directamente en la recamara para sacar mis cigarrillos y mi encendedor que tenía un Mickey algo mal encarado.
Salí de la habitación y busque mi chamarra en el sillón, tome algunos pesos y me largue del lugar.

Aún la calle tiene ese toque superficial: Autos de lujo, personas modelando una figura de revista, y otras variadas miles de cosas.
Camino al cine más cercano de la cuadra, pago una entrada y me vuelvo a olvidar de ella.
Está será una más de aquellas tantas funciones a las que he asistido.

Recortado de la serie: Frank Mont Blanc y la infinidad dentro de un cine.